Este excelente pediatra usa una interesante táctica para inyectar a sus adorables pacientes.
¿El truco? Hacer que se distraigan de tal forma que el pinchazo de la inyección sea solo como un pequeño pellizco repentino e indoloro.
La nena del vídeo, recibe sus vacunas mientras el doctor, con adorable habilidad, mantiene su mente ocupada e inyecta a la bebita.
Aunque llora al segundo pinchazo, la concentración en las distracciones del doctor, la mantienen alegre y hace de las vacunas, una experiencia nada traumática.
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