Por más que muchos de nosotros no somos conscientes de ello, el idioma con el cual nos comunicamos todos los días está lleno de errores. De hecho, si decimos que los lapsos lingüísticos (porque así es como se suele llamar los errores de dicción) forman una parte considerable del vocabulario de la mayoría de las personas que se sirven del idioma español. Si quieres conocer -y corregir- los fallos más frecuentes del habla y de la escritura, este artículo que en Manos a la Obra te compartimos, ayudará a conseguirlo.
Las mayúsculas no tienen que llevar acentos gráficos.
Si hasta hace unos años todo el mundo no paraba de repetírtelo, hoy puedes olvidarte de ello sin sentir remordimientos. Las últimas normas de la Real Academia Española indican que todas las mayúsculas, de hecho, requieren los acentos gráficos que les corresponden.
Las siglas deben llevar punto.
Hasta hace algún tiempo atrás todas las siglas iban acompañadas de los puntos, de momento ya no es necesario colocarlos sobre ellas. Esto quiere decir, ni más, ni menos, que de ahora en adelante podemos escribir: EUA (Estados Unidos de América). ¡Ojo! Aún así, seguiremos escribiendo EE. UU. (dado que se trata de una abreviatura, y no de una sigla).
Sólo existen las formas: “frito”, “impreso” y “provisto”.
Los que lo creen, no pueden estar más equivocados. Los verbos “freír”, “imprimir” y “proveer” son unas de las pocas palabras de su categoría que admiten el uso de dos participios pasados distintos.
Los verbos en segunda persona del Pretérito Indefinido llevan la “-s” al final.
Pese a que este error sigue muy vivo en el habla de muchas personas hispanas, no está nada bien seguir poniéndolo en práctica… Ninguna de las formas verbales de las que hablamos aquí debería llevar una “-s” al final. Las formas correctas son: “viniste”, “hiciste”, “supiste” y “dejaste”, y los que opinan lo contrario deberían invertir en un buen profesor particular.
Las palabras que llevan los prefijos: “super-” y “ex-” se escriben con un guion.
Si tú también alguna vez te has sentido obligado a separarlos de las palabras que los seguían, no te preocupes: ahora puedes seguir escribiendo sin tener que hacerlo.
Es correcto decir que “volvemos a repetir” algo.
Para nada: por más que montones de personas sigan cometiendo este error día tras día, es un ejemplo clásico de redundancia. La palabra “repetir”, incluso no asociada con otras voces, significa lo mismo que “volver a hacer algo”.
La palabra “murciégalo” no existe.
¿Sorprendido? Resulta que gracias a una gran cantidad de niños y abuelos, fallando al intentar pronunciar el nombre de este animalito volador, han tenido algo de razón… Aunque sea una palabra anticuada, en realidad es la primera versión del nombre que se le había puesto al “ratón ciego” (como, de hecho, indica la definición de la RAE).
La palabra “desafortunadamente” es correcta.
No, no lo es, y ¡más te vale tenerlo en cuenta! Cuando hables de algo que ha ocurrido de una manera desgraciada, está bien usar la palabra “infortunadamente”. Otras opciones que se pueden emplear para expresar lo mismo son: “desdichadamente” y “desventuradamente”.
No hay diferencia entre las palabras: “demás” y “de más”.
Todo lo contrario. En el caso de estas dos, el diablo está en los detalles… Escrito por separado, equivale a “más de la cuenta”, mientras que junto, “los otros”. P. ej.: “Me sentí de más en su fiesta, así que me fui a casa rápido”; “María ya ha terminado el examen, aunque los demás siguen escribiendo”.
Enseguida” es lo mismo que “en seguida”.
Merece la pena ser consciente de que no es correcto. Escrito como una sola palabra, “enseguida”, significa lo mismo que “de inmediato” o “rápidamente”. Sin embargo, separado en dos, quiere decir “de seguido” o “cerca”. Eso sí: muchas veces las dos se usan en relación con el primero de los significados enumerados aquí. ¿Cuál de estos ejemplos te ha parecido el más curioso y revelador? Si te ha gustado este artículo, háznoslo saber.
Si te gustó este artículo, compártelo con tus amigos apra así seguir difundiendo mayor contenido como elq ue has visto aquí.