Evita los 9 hábitos más comunes que consumen descontroladamente tu vehículo mientras conduces

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Una vez que pasamos los exámenes de conducir nos llevamos con nosotros mucha información del cual aprendimos, pero siempre debes tener en cuenta que aún faltaban mucho más cosas que aprender y que nadie aún te ha dicho. Es por esta razón que por no saber varias de estas, tenemos muchos problemas tanto económicas como legalmente. Sigue estas recomendaciones y olvídate de ellas.

1. Frenar con demasiada frecuencia

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Es muy común que al conducir con más velocidad de lo normal y apurando al máximo las distancias de seguridad tengamos que estar constantemente frenando. A parte de que puede que provoquemos un accidente, donde los daños materiales y personales pueden ser catastróficos, la propia pastilla de freno y los discos se irán gastando con más facilidad, por lo que tendremos que sustituirlos de manera periódica. Al final nos resultará mucho más rentable terminar por cuidar de conducir con mayor tranquilidad.

2. Revolucionar un motor frío

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Uno de los gestos que más vemos en las películas es el de acelerar y revolucionar un motor que se encuentra frío. Esto puede provocar un daño considerable, especialmente cuando en el exterior hay temperaturas bajo cero. Espera siempre a que el indicador te diga que puedes funcionar correctamente y, siempre que puedas, evita tener tu motor demasiado revolucionado. Recuerda que, aunque cada vehículo tiene sus propias medidas, por lo general no deberías subir de las 3.000 revoluciones.

3. Apoyarse en la palanca de cambio

Un gesto muy común en varios conductores es dejar reposar la mano sobre la palanca de cambio. El problema es que el propio peso de nuestro brazo puede crear un problema con los propios engranajes y acabar por estropear la transmisión. Además, las propias vibraciones que se producen en la caja hacen que nuestro brazo se canse con mayor velocidad. Por último, al tener solo una mano al volante, reducimos considerablemente nuestra capacidad de reacción, pudiendo acabar por provocar un accidente.

4. Repostar solo cuando el depósito está vacío

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Aunque sea por hábito de ahorro o por manía personal, dejar vacío el depósito de gasolina o diesel hace que se someta a un estrés mayor a la bomba de combustible. Esto se traduce en una reducción de la vida útil del mismo, que puede llegar a suponer una reparación de varios miles de dólares en mano de obra. También hay que tener en cuenta que se pueden formar burbujas de aire que contribuyan al mal funcionamiento y a que nuestro vehículo termine pronto en el desguace.

5. No pasar las revisiones pertinentes

Cuando compramos un vehículo nuevo, nos dicen que tenemos que pasar unas revisiones de seguridad para garantizar que se comporta correctamente en todos los aspectos. Mucha gente lo desestima por suponer un dinero añadido al ya de por sí enorme gasto de la propia compra. Pero en muchos casos al no hacerlo perdemos una garantía que, de producirse un error de fábrica, nos va a costar mucho más dinero. Siempre ten en cuenta que de los primeros años va a depender la longevidad del vehículo.

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6. No prestar atención a ruidos extraños

Otro de los trucos de ahorro más comunes consiste en hacer oídos sordos a los ruidos extraños. Tienes que tener en cuenta que un coche no debería hacer más ruido que el del propio motor funcionando, cualquier tipo de anomalía podría ser el resultado de una pastilla de frenado en mal estado o de alguna pieza suelta del vehículo. No llevar inmediatamente el automóvil a reparación podría derivar en una avería mayor que terminara por pasar una factura considerable.

7. No utilizar el freno de mano

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Otra de las costumbres más comunes es pensar que, para evitar un posible impacto con otro vehículo, es recomendable no utilizar el freno de mano y dejar en su lugar alguna marcha puesta. Esta medida es errónea, ya que eso hace que la propia fuerza del coche recaiga sobre el engranaje, posibilitando que se produzca una avería considerable. Además, no fijar correctamente tu vehículo podría provocar un accidente con algún peatón y causarle serios daños físicos.

8. No llevar al día el mantenimiento del auto

Aunque por un lado van las revisiones, por otro quizá más importante se encuentra el propio mantenimiento. Si no revisas los niveles de líquidos del vehículo, tanto de freno, refrigerante, anticongelante, aceite o hasta el del líquido del limpiaparabrisas, las consecuencias podrían ser desastrosas para el propio motor o las lunas. Procura siempre hacerlo de forma periódica y sin falta justo antes de salir de viaje, ya que es uno de los momentos más delicados y donde vamos a necesitar nuestro vehículo en mejores circunstancias.

9. Frenar cuesta abajo

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Si vamos descendiendo por una pendiente, no debemos de abusar de nuestro pedal de freno, ya que lo sobrecalentaremos y favoreceremos que pueda llegar a patinar. Para ello tenemos que acordarnos de lo que se conoce como “freno motor”. Esto se traduce en que reduzcamos las marchas con cuidado, para el mismo engranaje actúe como freno. Evitaremos que la pastilla se gaste y que logremos mayor control sobre la reacción del vehículo.

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