Sepa aplicar correctamente las diferentes técnicas secretas de limpieza profunda para lograr llegar a los rincones imposibles

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La mezcla de humedad y residuos de jabón puede ser la principal causante de la acumulación de suciedad en surcos, lechadas y diferentes objetos presentes en el baño. Sin embargo, existen algunos trucos y hábitos sencillos que ayudan a mantener ese espacio lo más fresco y limpio durante una mayor cantidad de tiempo. En primer lugar, es importante determinar si el baño de una casa cuenta con la ventilación suficiente que permita la evacuación rápida del aire viciado y la humedad típicos del lugar.

Cuando se cuenta con esta clase de dispositivos, es recomendable encenderlo incluso antes de comenzar la ducha. Asimismo, una vez que se ha cerrado la llave de agua, conviene dejar la puerta de la mampara o la cortina entreabiertas para facilitar la aireación del lugar y la salida de la humedad generada.

Hablando de la cortina de la ducha, hay que tener presente que la espuma del jabón es el gran enemigo de su limpieza, sobre todo en el caso de aquellas de material plástico, en cuya superficie pueden formar depósitos de aspecto poco agradable que además favorecen la aparición de hongos y otros microorganismos.

Para prevenir esto, es mejor optar por una cortina con revestimiento de tela lavable que puede retirarse periódicamente y colocado en el lavarropas, para mantenerlo limpio, tanto de la escoria del jabón como del moho.

Las superficies y bordes de las paredes del baño también pueden convertirse en depósito de humedad y salpicaduras de jabón, por eso también necesitan ser sometidos a limpieza una vez finalizada la ducha. Para este trabajo se puede recurrir a una escobilla de goma (similar a la utilizada para limpiar vidrios). Si se tiene cortina, sólo se debe pasar este utensilio por las paredes de la ducha y el suelo. En cambio, si se cuenta con una puerta de vidrio o acrílico, corresponde también limpiarla con la escobilla.

Uso de removedores de suciedad caseros y comerciales en el baño
Puede darse el caso de que, incluso después de haber limpiado y secado como se señaló previamente, los restos de jabón se acumulen igualmente en los accesorios y puertas de la ducha. Para salvar este inconveniente se puede aplicar un removedor comercial en aerosol o con pulverizador sobre las superficies afectadas, siguiendo las recomendaciones del fabricante. También puede utilizarse vinagre blanco, que es un buen neutralizador de los residuos de jabón y moho, pudiendo aplicarse también en las juntas de los azulejos.

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Por último, después del baño se recomienda pasar una toalla vieja y limpia por las áreas del piso alrededor de la ducha y bañera. De este modo, el secado de esquinas y superficies planas evitará los encharcamientos que favorezcan la aparición de moho.

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